La única constante es el cambio. Ya lo dijo Heráclito, y todavía sigue siendo una verdad inapelable. Internet es la prueba más visible de ello, ya que, si algo ha cambiado en tan poco tiempo, es internet. Gracias al avance de la tecnología lo que empezó siendo un proyecto comunitario, a mi parecer, se ha convertido en un arma de manipulación, capaz de afectar psicológicamente a las masas.
Quizás no sea internet, sino la información la que está en juego; ya que la impresión de flyers falsos ya se usó en guerras para afectar de manera negativa al enemigo. Pero la cantidad de información que se puede encontrar en internet y la rapidez con la que se puede acceder a ella a día de hoy, pone sobre la mesa cuestiones que deben ser analizadas.
Aun los productos de consumo a día de hoy ha cambiado. Internet, algo que siempre se ha planteado como “Gratis”, realmente no lo es. El costo de ello, serán tus datos.
Quizás un sueño infantil creer que no habrá maldad en algo tan básico, pero cuando ya hablamos de miles de millones de personas, ya empezamos a hablar de algoritmos, patrones, sobreinformación e intervencionismo en nuestro diario navegar por internet.
Mi conclusión final al respecto será plantearlo como algo que empezó en el corazón de un niño, corrompido por los adultos. Lo que debiera ser un producto comunitario, se convierte en, como siempre, el disfrute y control de unos pocos. Aun hay esperanza en el software libre y pequeñas comunidades que siguen velando por ello. Pero me temo que, respecto a internet, estamos en un no-retorno. Adaptarnos y sobrevivir con nuestros datos, intactos.